El camino más largo. Conversación

 


con Laura Florez 

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Esta carta la escribí ante la duda de hacer el encuentro programado para hablar de las obras en El camino más largo, la exposición en el mamm, dadas las circustancias actuales aquí en Colombia. Desde esos mismos espacios hice su lectura, en compañía de Laura Florez:

 

 

Medellín, Colombia, Jueves 6 de mayo

 

 

Encontrarme en este espacio hoy es una manera contundente de comprender, de entender sentimentalmente aquel texto "AQUÍ NO CABE EL ARTE" (1). Sin embargo...

 

 

 ADVERTENCIA DE CONTENIDO:

Quiero decir muchas cosas, pero no me quiero desordenar, entonces voy a leer. Y si me pongo sentimental me perdonan.

 

 

En la Facultad de Artes de la Universidad de Antioquia nos estamos despidiendo de Carlos Acosta. Profe, gracias por la clase de dibujo.

 

Hay una canción de C.Tangana que se llama "Los tontos" (2), pero no voy a empezar por ahí. Hay un poema de Ioana Gruia que se llama "La casa poema" (3):

 

Me gustaría que habitaras este poema

como habitas mi vientre,

que fuera para ti una casa.

 

Que la poesía fuera tu refugio.

 

Tu madre habla todas las lenguas

con acento extranjero

y sabe que siempre hay algo de interperie en los refugios,

una fragilidad que te hará fuerte.

 

Enciendo para ti la casa poema.

En los inviernos que conocerás,

ojalá te proteja y te caliente.

 

Una frase de Eugenio Montejo:  "La poesía es la última región que nos queda" (4).

Un poema de Victor Manuel Cárdenas (5):

 

La poesía no cambia nada

Es un espejo

    donde se mira

el que cambia.

 

Este parece ser un encuentro a destiempo, pero hemos decidido hacerlo.

Por mi parte, si bien mis ánimos hoy no son los mejores, lo hago porque pienso y siento que estar a destiempo es naturaleza de mi oficio, en general de todo aquel que haya decidido ejercer desde las artes, las letras y las ciencias humanas, por nombrar algunas disciplinas y pasando por alto modos de ejercer.

A destiempo, desde mi experiencia, más de una vez también ha querido decir desobediencia a. Podría hacer una pequeña lista:

- a dos seres a los que me debo cuando me recomendaban, cada uno a su modo, de manera bienintencionada, no estudiar artes.

- a una facultad de artes que me daba a entender (puede ser que yo entendiera mal) que dibujar realista no era algo vigente.

- a un mercado y un público que me decían que no podía dejar de dibujar realista.                  

- a un sistema de consumo que prefiere que la cantidad de producción no decrezca.              

- y por supuesto desobediencia a las diferentes invitaciones a impostar discursos.

Tanto destiempo me llevó a pensar que dibujar es un gesto de resistencia, inútil y soberano. No puedo decir que he sido capaz de sostener esa postura completamente, aunque sí la pensé por mucho tiempo como el deber ser.

Hace años, en medio de una crisis sentimental, anímica, existencial (vocación nihilista mía), y justo antes de subirme a un coonatra me dije algo, recordé algo primario que hizo que, en contra de todo mi pudor, llorara por todo el recorrido. Me dije: el dibujo es también un gesto de celebración. Después, más ampliamente: el dibujo es un gesto amoroso. Y cada tanto puedo recordar esto con el goce de un niño, volviéndome niño (recordé una canción muy bonita que se llama "Volver a los 17" (6), la versión de Mercedes Sosa es bellísima).

 Me ha parecido que hacer arte aquí no es un gesto dócil, o no debería serlo.

Tal vez no haber aceptado este encuentro hoy, aquí, sería decirme a mí y a ustedes que cuando empecé, cuando empezamos este camino, todo era muy fácil, muy justo, una total armonía con el mundo. Que todo era como esas preciosas portadas que recuerdo de Atalaya, en las que uno se encuentra en un delicioso y florecido picnic acariciando tigres y venados. Pero esos días, como hoy, tampoco eran así. 

Pero yo también me he aplicado cada tanto anestecia general. Es que creo que no lo hubiera soportado sin estallar en violencia, camino que preferí no elegir, o sin caminar destruido anímica y crónicamente esta existencia. Sospecho que mi umbral de dolor es bajo.

 Pero no lo puedo olvidar: el dibujo es un gesto amoroso, el dibujo es un gesto amoroso, el dibujo es un gesto amoroso.

 Musas, diosas, ayúdenme a amar sin miedo.

 

P.D: Entre quienes nos escuchan ¿alguien dibuja?¿escribe?¿hace música?¿cualquier cosa así?. No estoy preguntando por la calidad. Si es así, con eso que hacen, pueden hacer un gesto pequeño, portatil, mínimo si quieren, para decirle de manera clara, literal, aun ser querido, que lo quieren.

 

Gracias por escuchar – y por leer –

 

ANEXO:

"I Would Prefer Not to

[Preferiría no hacerlo]

Comisariada por Bárbara Cueto, la exposición I Would Prefer Not to invita al expectador a considerar el poder de la negativa, de la abstención y del "no-hacer" como estrategia posible para impedir el desgaste que producen las condiciones laborales y para enfrentarse al paradigma actual, basado en el eterno progreso. De ahí que el título de esta muestra tenga su origen en la frase que Bartleby el escribiente usa en la obra de Herman Melville para declinar cualquier posible actividad. Del mismo modo, I would Prefer Not to se centra en el potencial del "no-hacer" entendido como un gesto político, ya que "no-hacer" entendido como un gesto político, carece de lugar en el orden general de las cosas, convirtiéndose en una amenaza para el orden que perpetúa el neoliberalismo." (7)

 

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1: Aquí no cabe el arte. Antonio Caro

2: Los tontos. C.Tangana

3: ioanagruia.com

4: En Notas para para un estudio / Sentido cósmico, de Rafael Cadenas, introducción a Terredad, de Eugenio Montejo.

5: In/utilidad de la poesía. Victor Manuel Cárdenas. Lo escuché una vez en La dichosa Palabra, del Canal 22 de México.

6: Volver a los 17 de Violeta Parra, interpretada por Mercedes Sosa y Milton Nascimento.

7: Presentación de la exposición "I would prefer not to", en La casa encendida.