María Isabel Rueda - César del Valle. 70 x 100 cm. Técnica mixta sobre papel. 2021 |
Cita a ciegas es un ejercicio creativo que planea
una serie de relaciones en todos los sentidos...
Desde hace mucho tiempo el arte
plantea relaciones en todas las
direcciones. Hoy más que nunca
las prácticas artísticas hacen un
llamado a crear en colectivo, a
encontrarse, dialogar, intercambiar
ideas y colaborar de muy diferentes
maneras, tanto como un remedio
antipandémico como para nutrir y
consolidar la propuesta de los
artistas contemporáneos. Esta
definición del arte como ente
relacional por naturaleza, es
expuesto de forma muy clara y
contundente en la Estética relacional
de Nicolás Bourriaud (2006) cuando
dice, entre otras líneas, que el arte, porque está hecho de la
misma materia que los intercambios
sociales, ocupa un lugar particular en
la producción colectiva. Una obra de
arte posee una cualidad que la
diferencia de los demás productos de
la actividad humana: su (relativa)
transparencia social. Si está lograda,
una obra de arte apunta siempre más
allá de su simple presencia en el
espacio; se abre al diálogo, a la
discusión, a esa forma de negociación humana que Marcel Duchamp
llamaba "el coeficiente de arte", un
proceso temporal que se desarrolla
aquí y ahora (pág. 49).
Esta preocupación por mantener
relaciones sociales, artísticas,
culturales, plásticas, estéticas,
discursivas, emocionales, reflexivas, y
hasta comerciales, es parte de
muchos de los artistas que participan
de esta exposición. Vale resaltar aquí
el trabajo que por muchos años
desarrollaron Juan Mejía
(Charlottesville, VA, E.U., 1966) y
Wilson Díaz (Pitalito, 1963), algunas
veces bajo el seudónimo de Colectivo
Sputnick, otras a su nombre, en el
que resalta la muestra de videoarte
Videohogar (1995) y la serie gráfica
Saltando matones (1995-96). Otro
ejemplo de este interés por el
intercambio conceptual, técnico e
interpersonal lo ha sostenido Luz
Lizarazo (Bogotá, 1966), además de
Cita a ciegas, colaborando con
revistas y periódicos, realizando
ponencias en espacios académicos,
trabajando junto a artesanos −costura, tejidos, vidrio soplado− y desarrollando propuestas con entidades de
derechos humanos de las mujeres. Otro ejemplo de ello, es la participación en el
45 Salón Nacional de artistas – el revés de la trama− (2019) en el que Lucas
Ospina propuso una serie de dibujos creados a partir de las obras de los demás
artistas que participaban de la exposición Arquitecturas narrativas −que
revisaba el lenguaje del cómic− y de la cual Ospina formaba parte. Asimismo,
Mateo López fusiona cada vez más su trabajo visual con otras disciplinas como la
danza, el teatro y el cine, dando lugar a una obra expandida.
Precisamente, bajo la premisa de generar un espacio desde el cual suscitar
encuentros y desafiar la creación artística, Jorge Julián Aristizábal (Medellín,
1973) y Luz Lizarazo −también participantes del proyecto− propusieron Cita a
ciegas, como un reto que ayudara a «abrir la mente y el corazón para empezar a
pensar un dibujo en común con otro artista, que muy seguramente tiene un hacer
y un pensamiento muy diferente al suyo». Cita a ciegas es un proyecto de pares,
en todos los sentidos, en el que dieciocho artistas contemporáneos colombianos
se juntaron para realizar a cuatro manos dos dibujos por pareja. Los autores
intelectuales del proyecto invitaron a María José Arjona, Alberto Baraya, César
del Valle, Wilson Díaz, César González, Manuel Kalmanovitz, Juan Mejía, Víctor
Laignelet, Mateo López, Beltrán Obregón, Bernardo Ortiz, Lucas Ospina, Nicolás
París, Camilo Restrepo, María Isabel Rueda y Gabriel Silva a tener una cita −a
veces ciega, otras no− con otro artista que era seleccionado al azar, disponiendo
todos los nombres en una bolsa y extrayendo de a uno y uniendo con el siguiente,
hasta conformar las nueve parejas.
La metodología para elaborar el dibujo y la correspondencia se dejó abierta para
que cada artista y pareja definiera con toda libertad su forma de trabajo,
teniendo en cuenta sus propios procesos creativos, sus intereses, sus puntos de
encuentro, o incluso de separación.
Recordando las propuestas del Arte Postal, en la que los artistas de las décadas
del setenta y ochenta intercambiaban su producción artística −especialmente
postales, dibujos, collages y cartas− como respuesta a la escasez de medios y
plataformas de difusión, Cita a ciegas se propuso como un ejercicio creativo para
conectar la producción de dos artistas por medio del correo postal, interviniendo
cada uno el papel de 100 x 70 centímetros que recibió al inicio del proyecto, y
enviándolo a su pareja para comenzar la creación colectiva, y así sucesivamente
hasta dar por terminada la obra.
Aunque en este caso también se sumaron otras tecnologías de información,
restando relevancia al correo y usándolo más como medio de intercambio físico
del dibujo, los nuevos medios de comunicación ayudaron a que las relaciones
entre el texto y la imagen cobraran un lugar importante en el proceso; recurriendo a procedimientos
propios del Dadaísmo y el
Surrealismo −el azar, la escritura y el
dibujo automático, y hasta la telepatía
− los artistas contemporáneos
asumieron sus citas como una excusa
para dar lugar a otras cosas, más
allá del objeto artístico, dando valor
al intercambio, la espontaneidad, la
conversación constante y la
incertidumbre, al perder el control
total de la creación.
Las citas, y el reto en general,
invitaron a cada artista a observar
con más detalle el trabajo de sus
pares, lo que sin duda generó un
ambiente propicio para ampliar las
posturas personales. Los dibujos que
se exponen en Cita a ciegas son solo
un fragmento de las relaciones que
surgieron durante los últimos meses
entre este grupo de artistas. Las
demás relaciones se quedan
principalmente en cada uno de ellos,
algo que suele suceder en proyectos
de este tipo, donde el proceso es
siempre mucho más relevante, y
seguramente más extenso en el
tiempo; otra parte de esas relaciones
se plantea en las biografías de los
artistas y las reseñas de cada pareja.
Erika Sosa Restrepo