"Resonancias de un origen"
A propósito de Nacimiento, una exposición de César del Valle
Lo importante para
quien dibuja no es tener la mano preparada para rayar, es tener el cerebro
presto para establecer relaciones, para descubrir las que existen y para crear
unas nuevas.
ROBERTO ECHETO
A veces perseguimos situaciones orientados por alguna
premisa latente, a veces uno se empecina en tratar de resolver preguntas sobre
el devenir de lo que hacemos y sobre dónde iremos a parar. La mayoría de las
veces la respuesta nos sorprende habitando una pregunta nueva para darnos
cuenta que simplemente estamos en tránsito, que es necesario atravesar por
terrenos de la duda y los temores, que es inevitable propiciar la crisis para
sabernos transformados y con el aliento suficiente, con la sensibilidad
necesaria para emprender los nuevos retos. “La enfermedad es el medio con que
un organismo se libera de lo extraño” para nacer de nuevo. Después de haber
llegado a la desaparición del dibujo convencional, surge Nacimiento, una obra que reivindica aún, el interés que tiene César
del Valle por seguir hablándonos de este
medio pero, en este caso, desde una dimensión espacial nueva y con nuevos
materiales.
En sus series anteriores, César ya había abandonado
la representación ilusionista, y explorado en las
formas tradicionales con las que se anticipa la elaboración de un dibujo; su
persistencia oficiaba el tiempo en la paciencia de un monje que punto tras
punto, línea tras línea, gesto tras gesto iba colmando los vacíos del papel.
Si bien, cada etapa de su proceso visto en retrospectiva,
anunciaba lo que venía -aunque en el momento que se dieron fueron simples
respuestas específicas a sus preocupaciones sobre el dibujo- fue en Anti-dibujos
(Galería La Oficina, 2016), etapa que antecede a esta exposición, donde se
detona el horizonte de sus futuras indagaciones plásticas. En una actitud un
tanto constructivista y como un segmento apenas de la exposición, el artista reunió
algunos materiales en toda su desnudez: cinta de
enmascarar, minas de grafito, bisturí, borradores, un cilindro de papel
higiénico atravesado por un lápiz. Una repisa soporta
estos materiales y herramientas que presagiaban nuevos rumbos y
estrategias, a lo mejor para volver a dibujar. En consecuencia, esta actitud
osada posibilitaba la expansión del dibujo como sistema, como un organismo que avanzando
hacia su posible extinción, se constituía en el antídoto para advertir en el horizonte, nuevas dimensiones porque atiende tanto
a lo que son, como a lo que no son como concepción ampliada y dinamizadora. Al
poder servirse más libremente de estos medios de expresión, él “renuncia” aparentemente
a lo que hasta ahora se ha definido como “dibujo hecho a mano”. Pero…,
retomando aquella sentencia de Heráclito de Éfeso “nadie se baña dos veces en
el mismo río”, “Bajamos y no bajamos al mismo río, nosotros mismos somos y no somos”, César,
que es dibujo y anti-dibujo, vuelve a poner
en escena un dibujo en su acepción más convencional de género tradicional –un
paisaje-. “Hay dibujos que me permiten escuchar y volver a mis preguntas
iniciales”, proclama César, tal vez para confirmar que habitar en la pregunta
por el dilema es también una opción expresiva. En las anteriores consideraciones
subyace la idea del nacimiento de la imagen como un cruce entre lo temporal y
lo espacial, como una proyección de la existencia.
En visitas previas al Museo de Arte de Pereira,
recorre los espacios expositivos, habita algunas de sus salas para definir las
condiciones específicas espaciales que requiere su intervención. Se trata de una sala con la forma de un fragmento circular
cilíndrico donde dispone y hace presente de manera simultánea todas las
instancias por las que ha pasado durante su experiencia artística.
Nacimiento, (Origen,
centro del círculo), es una
propuesta que retoma los principios básicos de la representación geométrica del
espacio seleccionado. Nacimiento,
es ir y analizar los espacios del museo para
empezar de cero, y si bien surge de una pregunta existencial por el hacer como
dibujo y como proceso de aprendizaje, también surge de su interés por el
paisaje, un género que no había explorado; por eso sus inquietudes formales se
orientan hacia el río y particularmente por la cuenca media del río Otún, que se
constituye en centro contextual de atención, en una excusa para dibujar y
activar de paso nuevas poéticas en consonancia con lo geométrico de la sala, principio
y fin de esta intervención espacial. Allí instaló dos estructuras esquemáticas
paralelas (278 x 638 cm, 278 x 419 cm) correspondientes a segmentos de arcos
luminosos que resaltan sus aristas en la penumbra, imponiendo su color azul
como complemento de la idea espacial y propiciando sensaciones corporales en el
espectador. A partir de estas estructuras, define la inclusión de los dibujos
sobre papel, esto es, por su pertinencia con ellas al activar en simultánea la
incertidumbre y el dilema como puntos de partida. Sólo hasta el momento de
instalar las estructuras se fueron depurando, simplificando y disponiendo los
elementos en situación, siguiendo el diseño radial de la sala.
La ambición de materializar un proyecto artístico en
su lugar de nacimiento, fue el motivo que lo condujo a conciliar las
características espaciales de la sala –geometría y atmósfera- con las
estructuras y los dibujos procesuales que van tomando forma porque se modelan
entre sí. Al instalar, César se cruza con etapas de su proceso anterior como ecos
de un pasado venido al presente e instaura las Resonancias de un origen.
ARMANDO MONTOYA LÓPEZ
Docente Titular
Facultad de Artes Universidad de Antioquia
Director Galería BANASTA